SALUD Y $$$$$$$$$
Diario: La Prensa
(Pág. 13A)
El precio de nuestra salud
Por:
María Araña Pinto
Fabián
Tomasi se dedicó durante años a llenar y trasportar agroquímicos en aviones
fumigadores. Desde hace años sufre polineuropatía tóxica severa que afecta a su
sistema nervioso.
Cómo
él más de 2 millones de personas en América sufren secuelas tras el uso del
glifosato”. Cargábamos aviones con veneno. Abríamos los tanques de 20 litros y
al sacar las tapas se te pegaba todo el veneno en las manos. Comíamos debajo de
las alas de los aviones donde el veneno goteaba.
Llegábamos
a casa y la cara nos ardía”, cuenta Fabián Tomasi. A pesar de los numerosos
informes, el glifosato sigue siendo el herbicida más usado en el mundo.
Es
un componente químico que se utiliza para matar las malas hierbas y acelera en
proceso de producción. La Agencia Internacional para la Investigación del
Cáncer ha catalogado el glifosato como un cancerígeno y un pesticida altamente
peligroso para el ser humano.
El
informe de Greenpeace revela que los plaguicidas afectan a nuestra salud y que
entre los principales grupos de riesgo y más vulnerable son los agricultores,
sus familias, los fetos, bebés y niños pequeños.
Además,
en el plano medioambiental, esta sustancia repercute con efectos
eco-toxicológicos, creando un efecto dominó en la cadena alimenticia y en la
biodiversidad.
Uno
de estos desencadenantes es el aumento de la resistencia de las malezas causada
por el uso repetido de estos herbicidas La exposición a los plaguicidas llega a
través del aire que respiramos tanto en zonas agrícolas o urbanas durante y
después de las fumigaciones.
La
alimentación es la principal vía de exposición para las personas que no
trabajan en la agricultura. A pesar de estos informes, la Unión Europea ha
ampliado la aprobación de esta sustancia a 18 meses y ha delegado la decisión a
los Estados.
Hay
numerosos métodos de cultivo, así como algunos herbicidas no químicos basados
en extractos de plantas que pueden usarse como alternativa al glifosato.
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